Imagina un metro repleto de gente hasta la bandera, todos los asientos ocupados y entonces un hombre se levanta del suyo y una nube de pensamientos inunda el vagón: «¿Me siento? ¿Dejo sentarse a la chica? ¿Pensará que soy machista si le dejo sentarse? En realidad no necesito sentarme, pero en realidad estaría más cómodo ¿no?…» Cómo podréis deducir nadie se sentó y el asiento permaneció libre el resto del trayecto. Y he aquí mi pregunta, ¿qué pasa si también tenemos dudas hacia un producto?
La duda es un sentimiento incómodo que activa nuestro sistema más racional del cerebro (el cortex) produciendo que nos volvamos reacios a la compra. No es miedo al fracaso si no más bien falta de seguridad y el amor a nuestro dinero.
Ahora más que nunca queremos cubrir el mayor número de necesidades y tener toda información posible. Y es aquí donde Internet juega un importante papel en un gran porcentaje de ventas físicas y online. Por otro lado, por falta de tiempo, preferimos que otra persona nos aconseje o nos diga que comprar y es por eso que el trabajo del vendedor tiene sentido.
Sin alejarnos del tema, debemos realmente realizar un buen estudio de nuestros productos para saber por qué crean dudas. La mejor forma es consultar los foros y las opiniones de no expertos para tener bien controlado que pasa en la mente del consumidor.
Cuando hablamos de producto, evidentemente hablamos de un servicio, de un evento, de una publicidad o incluso de una negociación. La duda nos asfixia y perturba nuestras decisiones finales. Por ello la resolución de esa situación de incertidumbre conllevará el éxito del producto.
¿Cuáles son los productos donde más dudas tenéis?
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